27.7.07

Diferencias entre la penetración a un hombre y a una mujer


Cuando hablo de penetración a una mujer, me refiero a la vaginal. En el caso del hombre a la pentración anal. En el caso de los bisexuales activos, pueden penetrar tanto a un hombre como a una mujer. En este caso preciso, es que me refiero a la diferencia entre una penetración y otra. En el caso de la mujer, su cuerpo está preparado para ser penetrado, de tal forma que este acto se transforma en un fácil trabajo. En el caso del hombre, diría que es una penetración en el sentido más estricto del término. Penetrar supone un abrirse paso. Nos habla de una dificultad inherente, pero que gracias al esfuerzo algo entra dentro de otra cosa. Este esfuerzo es doble, por un lado del que desea ser penetrado y por otro del que fuerza la penetración. El hombre que desea ser penetrado se prepara, se pone en condiciones de recibir a otro hombre dentro de su cuerpo. Aún así, esto no sería posible si otro hombre no empuja y vence esa dificultad, logrando abrirse paso y entrar en el otro. En este sentido lo penetra verdaderamente, porque le modifica el cuerpo para hacer un lugar para alojar su propio cuerpo. Penetrar a un hombre siempre supone un forzar para lograr entrar. Y en ese forzar, está una de las características fundamentales de la penetración masculina. El activo siente placer en forzar el cuerpo de un hombre, para entrar dentro de él. El pasivo siente placer en ser forzado y disfruta el cuerpo de otro hombre dentro suyo. No considero que pasivo y activo sean roles. Nunca los definí como tales. Para mí son actitudes inspiradas y generadas en nosotros, por otro hombre. Y estas actitudes responden a una infinidad de variables, que no voy a analizar aquí. Pongamos un ejemplo: se encuentran dos hombres. En ese encuentro ¿qué me inspira el otro? ¿cómo me hace sentir? ¿cómo respondo frente él? Puede ser que la respuesta sea la misma siempre, o que varíe de un hombre a otro, o que varíe con un mismo hombre en un mismo encuentro. De tal forma que esta respuesta puede darse en forma permanente o ser transitoria. El ser pasivo o activo, es algo que se va sintiendo en los sucesivos encuentros. Pero en todos los casos es una respuesta.

La pertenencia y el dominio como formas de vivir la actitud activo-pasiva.

Sea cual sea la actitud (pasiva o activa), la idea de pertenencia es fundamental. La actitud pasiva siente más goce en pertenecer a otro hombre. Su goce lo encuentra en el pertenecer. La actitud activa goza fundamentalmente en dominar al otro. Goza más bien en hacerlo suyo, en hacerlo pertenecer. El activo siente placer en entrar dentro del otro como una forma de conquistarlo y de esta forma dominarlo. El culmen de esta situación se da, cuando deja su semen dentro del hombre pasivo. Siente que en ese caso lo dominó totalmente, y por tanto ahora le pertenece. El falo y el semen tienen un gran valor simbólico en nuestra civilización occidental. Y toda la fuerza de ese simbolismo cae sobre el otro hombre. El pasivo lo vive de manera distinta. Para él el semen dentro suyo significa el culmen de la pertenencia y del dominio. Por lo tanto, despierta una actitud de orgullo, al llevar el semen de otro hombre dentro de sí. Siente que su trofeo, es haber sido capaz de sacar ese “líquido mágico” de dentro de su hombre. Siente que se apropió de su semen, y que fue capaz a través de su cuerpo, de hacerlo salir y orientarlo hacia sí.

Conclusión
El sexo entre hombres se va haciendo más placentero, cuando se van profundizando estos elementos simbólicos. Cuando cada uno va descubriendo lo que verdaderamente lo hace gozar. No solamente en el aspecto físico, sino también en el psicológico. Cuando lo físico es puesto dentro del contexto de lo psicológico, y realiza a la persona también en los aspectos simbólicos, se logra una satisfacción total de la persona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola:
Antes que nada mil gracias a Marcelo por tan excelentes comentarios, que, creo que además de describirnos magnificamente, nos permite a los hombres pasivos entendernos mejor.
Yo en lo personal asumo con orgullo desde hace algunos años el "roll" que considero como el que se lleva la mejor parte, la de ser pasivo.
Concuerdo ampliamente con los puntos que expone Marcelo y yo, al menos desde un punto de vista practico, abalo que en efecto, el ser pasivo con lleva ese intenso placer por ser poseido por un hombre, un hombre que al penetrarnos, que al forzarnos a recibirlo dentro de nuestro cuerpo, nos posea y domine. La sensación de ser poseido, dominado, la sensacion de entregarse sin reservas, es en efecto lo que creo que nos define como hombres pasivos.
Les envío un gran abrazo y mi reconocimiento por este excelente citio.
Alberto
tonyskopola@hotmail.com