29.11.07

Re-educación: un aspecto fundamental

El sentirse una hembra provoca cambios importantes en la vida de cada uno, si se desea vivir de acuerdo a ello. He tratado por mucho tiempo, de describir esos aspectos en cada uno de los post. En este caso, me voy a referir a la re-educación a la que por un lado somos objeto, y por otro la que nos procuramos nosotros mismos para responder al perfil de hembra. En esos dos sentidos hablo de re-educación.

Como el término lo dice, re-educar es volver sobre aspectos diferentes para darles una nueva orientación. Y eso es lo que nos pasa a los pasivos que nos sentimos hembras de otros hombres. Hemos recibido una educación de género, que consiste fundamentalmente en lo que la sociedad espera de nosotros. Allí están mezclados valores, y formas de valorar, comportamientos y actitudes, formas de vernos y de apreciar a los demás, que corresponden al género.

Ahora ¿que pasa, si una persona genitalmente macho, sin querer abandonar ni su género ni su apariencia masculina con respecto a los demás, se siente atraído por otros hombres y en esa relación no desea ocupar el papel de macho en la relación?

Estoy hablando precisamente de un hombre, que no desea dejar de serlo; que está conforme con su apariencia masculina con respecto a lo social y que además puede tener relaciones sexuales satisfactorias con el sexo opuesto. Pero, que además, le gustan los hombres y en esa relación con otro hombre desea cambiar su papel por el de hembra.

Un hombre así normalmente muestra su lado masculino en la sociedad y oculta todo aquello por lo que pueda ser rechazado. Pero sabe que en muchos aspectos de su vida interior, no concuerdan con lo que la sociedad espera de él.

La tensión se plantea cuando queremos establecer una relación con otro hombre y vemos que no deseamos ocupar el papel del macho en la relación. Que no nos colma actuar de esa manera. Sin embargo, fuimos educados para ocupar ese papel al que ahora renunciamos. La educación no nos preparó para entablar una relación afectivo-sexual con otro hombre. Es más, la educación no se permite ni contempla esa posibilidad. Por eso, cuando nos empezamos a relacionar con otro hombre, y queremos ocupar el lugar de hembras, comienza un proceso de reeducación total. Seamos conscientes o no del proceso. Lo mejor, es ser conscientes que necesitamos un proceso de reeducación, si queremos relacionarnos de forma madura desde el lugar de hembras, con otro hombre. Y por supuesto, encontra al hombre que desee entrar en ese tipo de relación.

¿En qué debería consistir esa re-educación? En lograr descubrir y expresar sin miedo y abiertamente frente a otro hombre lo que sentimos en nuestro interior. Hacer consciente nuestro mundo interno, y poderlo expresar sin miedos. Sin copiar formas femeninas, sino elaborando nuestra propia forma de expresión. Que podrá tener formas femeninas de acuerdo a lo que cada uno es, pero intregrada en una síntesis que la constituya en única. No somos la caricatura de una mujer, sino hombres que sienten de una forma que no es convencional, y desean expresarlo aún tomando elementos femeninos, pero en a través de una síntesis personal que es irrepetible. Nuestra atracción está el lo andrógino, es decir en la unión de lo masculino y lo femenino, lograda a través de una expresión personal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola
quiero externar una duda que me tiene preocupado, ultimamente me he hecho adicto al sexo con hombres tomando el rol pasivo y me satisface mucho mi vida ha cambiado me siento realizado plenamente en el ambito sexual pero mi vida familiar me preocupa cuando mi familia se entere de mis preferencias y de como me comporto ya que en la intimidad soy toda una hembra y a veces uro lenceria todo el dia y eso me satisface no se que hacer.

Marcelo dijo...

Escribe a mi mail, ya que es un tema privado. Bibiaqui@yahoo.es