¿Cuándo uno deja de ser macho?

¿Se debe dejar de ser macho? Por supuesto, es imprescindible para lograr ser una hembra. Pero... ¿Cuándo uno deja de ser macho? Si debo marcar una instancia, en la cual se concreta de forma reiterada esa pérdida, diría que coincide con el momento de la primera penetración de cada relación. Generalmente esa primera introducción del pene en nuestra cola nos duele. Y aunque esto es variable para cada persona, y puede ser una incomodidad o un dolor intenso, en cualquiera de los dos casos es bienvenido. Ese dolor se produce porque el macho fuerza su entrada en nosotros. Pero se produce también porque ese acto y ese preciso momento marcan nuestro abandono del macho que una vez fuimos.

Es un dolor de orígen físico, pero también psíquico-cultural en la medida en que dejamos de cumplir el mandato que la sociedad espera de nosotros como varones. Como varones que somos, la sociedad espera que seamos penetradores. Al dejarnos penetrar, decimos NO al mandato social y aunque nos guste ser penetrados, inconcientemente sentimos el peso de esa enorme estructura socio-cultural sobre nosotros. En el preciso momento de la primera penetración de una relación, el macho nos arranca un quejido producto del dolor físico, y ese quejido significa también el llanto por la pérdida del macho que fuimos y la hembra en la que nos hemos convertido. Y en cada relación se vuelve a repetir con más o menos intensidad, ya que el macho necesita saber que él ha producido esa conversión. No pasa en una relación heterosexual, porque el macho no convierte a la hembra. Ésta ya está y existe como tal antes y después. En la relación entre dos varones (activo y pasivo), ambos son iguales, y por lo tanto hay una lucha simbólica en la que el macho gana siempre y convierte a su contrincante en su hembra. El goce del macho no está solamente en penetrar, sino en penetrar a una hembra hecha por él y para él.

Ese momento íntimo de dolor, es muy bueno comunicárselo al macho. En mi caso, se lo expreso directamente: “me duele, me duele..! no quiero, me duele.!” Y muchas veces pataleo y hago fuerza por zafar. Pero él me contiene, me aprieta, y fuerza la situación. Con mucha delicadeza, pero con mucha firmeza y sin ceder espacio. Y me contesta: “tranquilo, ya va a pasar ábrete para mí..!” Y en un momento determinado empuja hasta el final, me hace gritar, y me dice: “Ya está, ya está... abrite bien que ya sos mi hembra...” En ese momento, se produjo la renovación de mi pérdida de ser macho. Y aunque yo ya lo sé, para el macho esta comunicación es imprescindible. Y aunque nosotros lo sepamos es un importante que el macho nos diga que somos su hembra. Sentirlo de él es una muy buena forma de objetivar una situación.

Para nosotros dejar de ser machos es un pérdida y como toda pérdida genera un duelo. Y los duelos duelen, y deben llevar a un proceso de aceptación. Proceso quiere decir que es una acción que se lleva a cabo en el tiempo y necesita tiempo, pero también necesita admitir un cambio. Y aceptación, significa comprender que la realidad ha cambiado y que ahora es otra de la que antes era. Aplicado a nosotros, diría que dejar de ser machos nos duele (o nos ha dolido), pero con el tiempo y la elaboración interna debemos comprender que somos hembras. Por lo tanto, esta elaboración es toda una tarea que hay que ir desarrollando poco a poco, porque la pérdida es grande, pero no podemos evolucionar sin dolor. Y en este proceso de aceptación la figura del macho es decisiva, porque gran parte de ese proceso de aceptación lo va induciendo y provocando él. Nosotros podemos estar muy convencidos de la hembra que llevamos dentro, pero es él quien va objetivando la situaciones. Esto es, les va dando realidad a todo eso que soñamos y de lo cual no tenemos dudas. De ahí la importancia de la comunicación verbal entre ambos, que complementa a las expresiones físicas. En conclusión: renunciar a ser macho, es un proceso doloroso. Pero debemos liberarnos de él, si queremos gozar plenamente. Ir adquiriendo las características de la hembra poco a poco, sin que se note, es una condición muy importante para lograr realizarnos en esa parte de nuestra personalidad.