9.11.11

LA FEMINIZACIÓN: UN CAMBIO DE CONCEPCIÓN

Feminización es, ante todo, un proceso interior, psicológico, de introspección, a través del cual descubro que existen en mí necesidades, impulsos y deseos, que no son originados por mi núcleo viril. Supone descubrir que existe otro núcleo interior, que ha estado dormido, y que de pronto irrumpe en mi conciencia, y me crea ciertas necesidades.

A ese proceso de ir haciendo consciente, de que existe un varón con otras necesidades, es a lo que llamo “proceso de feminización”. Lo que voy descubriendo, no desplaza al varón que soy, sino que lo transforma sólo en algunos aspectos, y le agrega la riqueza de ese nuevo mundo.

El descubrir que hay un componente de origen femenino en mí, me exige reestructurar mi mundo interior, y a su vez, buscar alternativas que me permitan expresar ese mundo reestructurado.

Normalmente uso el término “hembra” (pasivos totales), para referirme a las personas que hemos descubierto ese mundo en nosotros, aunque ésta debe tomarse en sentido amplio. Más bien la uso, para resaltar esa androginia psicológica, que tenemos ciertos hombres. Esto es, que sin dejar de ser completamente hombres, sentimos en nuestro interior un componente femenino, que se pone de manifiesto frente a la presencia de un macho, y no de cualquier otro hombre. Esos componentes femeninos, se manifiestan en la relación con uno mismo y con un macho, y no en la apariencia física o estética.

De manera que un varón feminizado, es aquel que ha logrado sintetizar en sí mismo los componentes psicológicos de “hombre y hembra”. Y no aquel que ha copiado la forma externa de una mujer. El que copia solamente lo externo, será un hombre disfrazado de mujer, pero no un hombre feminizado, en el entendido de que una mujer no se define por las prendas.

El hombre feminizado es el que ha encontrado de forma creativa un estilo femenino de ser varón. El pasivo total, no renuncia a ser ni a comportarse como varón, sino que permite que aflore lo femenino de su personalidad, en una síntesis perfecta entre lo viril y lo femenino. Las vías de expresión de esa síntesis interior son ilimitadas, y cada persona le da distinto alcance. Lo importante es que el macho, nunca se sienta confundido acerca de nuestra identidad masculina. Pero tampoco debe confundirse acerca de que no somos, ni deseamos ser machos.

En este contexto, macho lo defino como aquel hombre que No posee un núcleo femenino en su personalidad. Pero que necesita del componente femenino de otro hombre, para realizarse como macho en plenitud. Siente además la necesidad de ser quien desarrolle en el pasivo (t) ese aspecto femenino, le de forma, y sea el artífice del mismo. No busca un igual en el otro hombre, sino alguien complementario. Por eso, los pasivos totales, normalmente no buscamos cualquier hombre, sino “machos”, porque de esa forma pretendemos asegurar, el interés que ellos tienen en el desarrollo de nuestra parte femenina.

Esa parte femenina a la que me refiero, no debe entenderse como un proceso por el cual cada vez nos parecemos cada vez más a una mujer. Porque no hay que olvidar que la homosexualidad es la atracción por el mismo sexo. Cuánto más nos apartemos de nuestras cualidades masculinas, más corremos el riesgo de alejar a nuestro macho. Por eso, el equilibrio entre virilidad y femineidad, debe buscarse como una característica peculiar, con la cual expresamos nuestro mundo interior pero a su vez, debemos saber hasta dónde podemos llegar, sin pasar ciertos límites. Creo que esos límites los marca en gran parte, el macho. El macho debe sentirse atraído y subyugado, por otro hombre igual a él en todo en lo esencial, pero busca la diferencia, le gusta la diferencia, le erotiza y le excita.

Por eso, las fotos que ves a la derecha de la Blog, insinúan esta síntesis de la que estoy hablando. Se puede encontrar un hombre de traje, con un detalle de lencería femenina, que no se notará exteriormente. U otro, que al agacharse para atar los cordones de su calzado, se aprecia su toque femenino; o un obrero tiene toda su apariencia de varón, pero se advierte su toque femenino, en su ropa interior. En ninguno de los tres casos, hay aspectos femeninos exteriores, pero con seguridad son hembras, en el sentido que aquí hablamos. De ahí lo importante de no asociar ni femenino, ni hembra, con mujer. Sino lograr pensar un hombre femenino sin dejar de ser hombre, y a su vez un hombre que pueda ser la hembra de un macho, sin tener que adoptar conductas de mujer. A un hombre así, le llamo pasivo total o simplemente hembra.

9 comentarios:

TRONCO dijo...

Esta vez tengo que felicitarte, porque este artículo redefine mucho mejor la evolución de tu pensamiento, y hasta te diré que estoy de acuerdo con casi todo lo que mencionaste, porque de hecho yo también he cambiado un poco mi manera de pensar acerca de tu tesis.

Resalto sobre todo el siguiente párrafo:
“Esa parte femenina a la que me refiero, no debe entenderse como un proceso por el cual cada vez nos parecemos cada vez más a una mujer. Porque no hay que olvidar que la homosexualidad es la atracción por el mismo sexo. Cuánto más nos apartemos de nuestras cualidades masculinas, más corremos el riesgo de alejar a nuestro macho. Por eso, el equilibrio entre virilidad y femineidad, debe buscarse como una característica peculiar, con la cual expresamos nuestro mundo interior pero a su vez, debemos saber hasta dónde podemos llegar, sin pasar ciertos límites. Creo que esos límites los marca en gran parte, el macho. El macho debe sentirse atraído y subyugado, por otro hombre igual a él en todo en lo esencial, pero busca la diferencia, le gusta la diferencia, le erotiza y le excita.”

Con el último párrafo no me quedé muy contento porque puede llevar a malas interpretaciones acerca de que la feminización de ustedes necesita sí o sí un elemento femenino, cuando en realidad puede crecer en absoluto de eso y sin embargo ser lo que son.

Un abrazo

Marcelo dijo...

Troco:

Gracias por tu comentario..! En realidad este post, tiene su origen en otro, escrito hace bastante tiempo, que se llama "La feminización: otra forma de ser varón". Básicamente digo lo mismo, con algunas aclaraciones.

Creo que el título de éste no fue feliz, porque en realidad me refiero a un cambio de concepción del concepto de feminización, y no un cambio de mi concepción. Y eso creo que no quedó claro. Por más que efectivamente, hay cambios en mi manera de pensar.

Me gusta que hayas cambiado también tú, en algo, la forma de vernos..!

Un afectuoso abrazo.

Anónimo dijo...

Hola, he leido con atencion el contenido y cada uno de los comentarios. Gracias por compartir por este medio. Si, en realidad es la copia de otro post anterior, pues que bueno que lo se retomo y se publico nuevamente porque yo no le habia leido. Estoy totalmente de acuerdo tal como se define a un hombre pasivo y como un hombre activo busca su complemento en otro hombre que no raye en la transformacion de genero. Gracias nuevamente por compartir. En la percepcion de las cosas siempre habra a quien no les agrade o puedan estar de acuerdo con algun articulo. Para mi ha sido un beneplacito y me gustaria me actualizaras mas de tus comentarios: Alberto-InLove@hotmail.com

Anónimo dijo...

Holaaaaaaaaaaa......creía que solo yo pensaba asi...y veo que no...que bien!!
Te felicito por lo que escribiste, no se si lo sacaste de alguna otra fuente pero lo que si sé es q dice la puritita verdad....eso es un pasivo y yo lo soy....es casi como q me estuvieras describiendo...gracias!!! esta fabuloso!!!

Anónimo dijo...

El hecho de que te tengas que degradar a un ser complementario, en la cuestión de tener una relación con un hombre, solo por que justificas tu caracter afemenizado esta muy mal. Mira el hecho de que seas como seas no importa ni para mi, ni para nadie y no te tiene que importar a ti, siempre y cuando estes satisfecho contigo mismo.

Seas un "macho", una "hembra" o simplemente un hombre no significa que tengas que tomar una postura de subyugación o dominio, en el caso contrario. Como lo entendí te estas poniendo en el lugar de una mujer del siglo pasado, una persona que debia tolerar la imposición de los gustos de su "macho" para poder ser aceptada por su pareja.

Una relación de pareja se logra cuando las dos partes se tratan por igual.

Anónimo dijo...

Hola! Me sentí muy identificado con lo que escribiste. Creo que tenés una notable capacidad para mirar en tu interior primero y enunciar lingüísticamente después Y, además, con claridad conceptual y corrección gramatical. ¡Te felicito!
Me queda una duda: ¿hasta dónde llega el ser hembra? Yo pienso que se trata de algo que -fundamentalmente- acontece en el plano sexual. En el resto de la vida soy -o aspiro a ser- completamente autónomo, sin dependencias que encuentro en contradicción con mi concepción de la vida buena.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola a todos, estoy muy feliz de haberos encontrados, nunca imaginé que habrían otros hombres pasivos totales por el mundo y muchas veces he pensado hasta que no fuera tan normal, ahora que leo estos post y comentarios imagino que ser pasivos totales o sea macho-hembras es una forma de ser de los gays... como si algunos hombres 100% activos y masculinos tuviesen como pareja complementarias perfectas a hombres varoniles y 100% pasivo cuyo pene es como no existiera!

Ahora, deseo saber cuanto de uds podrían realmente vivir de pasivos totales e impotentes sin nunca jamás hacer uso del proprio pene?

mi correo es masc_and_bttm (arroba) yahoo.com
ya abriré uno de gmail especial para estos comentarios!

Anónimo dijo...

Ami me gusta verme como un varón pero me encanta sentir el consolador dentro de mí ya que es una experiencia significativa en mi adolescencia lo cual voy a seguir aprendiendo y me gusta mucho

antonieta dijo...

Un día muy feliz de mi vida fue cuando una muchacha que vivía en frente de mi casa me vio vestido con ropa interior de mujer, ese día me sentí que era una hembra, me masturbe y la acabada fue maravillosa. Otro día feliz fue cuando una mucha de la limpieza me dijo marico porque no quise cogerla, después me vio vestido de con sostén y bikini de mujer y me hizo acabar metiéndome el dedo por mi ano, a la vez me decía marico (me encanta que me digan así)